Los frascos trampa son componentes esenciales en los sistemas de succión médica. Su principal función es retener fluidos y residuos antes de que estos lleguen al regulador o al equipo de vacío, lo que protege al sistema y garantiza un entorno más seguro para el paciente y el personal médico. Están diseñados para recolectar secreciones, sangre y otros líquidos contaminantes que se extraen durante procedimientos clínicos, evitando obstrucciones o daños en el sistema de succión.
Estos frascos pueden encontrarse en versiones reutilizables o desechables, fabricados en materiales como policarbonato, que combina alta resistencia y transparencia para facilitar la inspección visual del contenido. Las capacidades más comunes varían entre 1 litro, 1.5 litros y hasta 2.5 litros, adaptándose a diferentes niveles de exigencia según el tipo de procedimiento o la frecuencia de uso.
Una de las ventajas más importantes de los frascos trampa es su compatibilidad con normativas hospitalarias, como la NFPA 99, que exige dispositivos confiables y seguros para sistemas de vacío. Su instalación es simple, colocándose entre el punto de succión y el regulador, sirviendo como barrera protectora ante posibles contaminaciones del sistema.
Su uso adecuado implica una instalación correcta, el monitoreo constante del nivel de llenado y la limpieza o reemplazo oportuno, dependiendo de si se trata de un modelo reutilizable o desechable. En entornos de alto flujo o donde se prioriza la rapidez y la bioseguridad, los frascos desechables son una opción práctica. En cambio, los reutilizables ofrecen mayor economía a largo plazo, siempre que se cumplan los protocolos de limpieza y esterilización correspondientes.
Ficha Técnica:
Equisones SAS
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